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13 de noviembre de 2012

DULCE, TINTO Y OSCURO



Qué dulce eres y tan amarga a veces,
Como un chocolate, por así decir
O una melcochita.
Te saboreo dulce
Desde el buenos días hasta el sexo.
De vez en cuando, te encuentro en las vitrinas
Y en los vendedores de los semáforos;
Y claro, primero paso como si no fuera a comprarte
O como si no me interesara probarte,
Vos te quedas tras el vidrio o tras el plastiquito
Amargándote un poquito.
Chocolate,
Melcochita.
Qué dulce y amarga eres.
Yo vuelvo, y te saco de tu transparente caparazón
Y te quito y me quito la amargura
Con vos en mi boca y con mi boca en vos.


Te espero como espera el café
Tibio, amargo de por si
Con ese aroma que arrastra desde siempre.
Te espero como el café;
Quieto
De vez en cuando una cucharita me mueve
De vez en cuando una hornilla me calienta
Y vuelvo a ese estado
De esperarte para una charla
Y por qué no, para quitarte el frio
Con dos de azúcar y una de crema.


Cuando corría al borde del mundo
Te encontré, también corriendo
Vos huías,
Yo no buscaba,
Ambos queríamos un nuevo comienzo.
Tomamos el amor de un dios pirómano
Y desde luego, nos convertimos en ceniza.
Y no, la ceniza no fue el comienzo
Sino esa constante quemazón
De vivir huyendo y la de morir sin encontrar.

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