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18 de abril de 2010

RECUEDO Y OLVIDO

Se me envenena el alma con las bocas
En las que busco la boca suya
Y se me acaban los desayunos donde bebo sus labios
Y me embriago en su saliva

Recuerdo, recuerdo:
La sombra de las pieles contorsionando en el aire,
Estableciendo como asignatura al sudor y las manos,
Haciendo las palabras prescindibles.

Bailar sin música en las calles, en las terrazas
O en las cobijas, bailar en oscuras, en el agua
Y nadar en todas ellas… nadar hasta ahogarse.

Se me envenena el aire con los ojos
En los que busco su mirada
Y me proveo de noches donde simulo amores
Y me saqueo el alma

Olvido, olvido:
Lo claro de sus sueños cristalizados y rotos,
La vida que sonaba cuando revocaba su silencio,
Tocando su alma me supe la vida y la muerte de práctica y teoría.

Sus patrias fértiles donde ya no me existe,
Sus casas viejas, sus ríos, sus árboles y sus frutos amargos.
Tan amargos como el recuerdo vivo o el olvido “muerto”

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